En el mapa de la entrada de Júpiter, levantado bajo el meridiano de Greenwich como nota planetaria y global, Júpiter está conjunto a Mercurio y hace un quincuncio con la Luna en Sagitario, una cuadratura con Saturno y Neptuno en Aries, que se irá cerrando, y éstos, Saturno y Neptuno en Aries hacen un trígono con la Luna.

Este triángulo como configuración planetaria, permite una apertura en nuestra conciencia y un aprendizaje entre los elementos agua y  fuego.

Es decir, la transmutación de las emociones y la gestión, como individuos que somos, de nuestro mundo emocional.  

El cuerpo emocional que habita en cada uno de nosotros forma parte de un campo emocional mayor, a través del cual todo tipo de emociones en la escala humana,  usa a cada individuo para poder manifestarse. Hacernos disponibles es un decisión consciente.

Eso es lo que Júpiter, como regente de alma de Acuario, quiere hacernos experimentar. Hacer consciente esa experiencia humana.

El ascendente de esta carta se encuentra en Capricornio, por lo tanto requiere también, capacidad de responder,  responsabilidad y realidad. 

En el mismo mapa tenemos colateralmente, Urano y Marte en cuadratura, creando un fuerte impulso energético en la autoafirmación. Una oportunidad de dirigir nuestra voluntad con mayor conciencia, amor y sabiduría.

 Lilith, opuesto a Venus, habla de cómo los principios de lo femenino deben ser integrados. Todo lo que representa nuestra seguridad a todos los niveles necesita de un entendimiento más profundo.  Encontrar nuestra seguridad en la incertidumbre.  Lilith en Escorpio nos invita a revisar el origen primordial de la energía de lo femenino, de donde nace todo.